TIEMPO DE ADVIENTO, TIEMPO DE ESPERANZA
- El tiempo litúrgico del Adviento nos invita a fortalecer
nuestra esperanza cristiana, fundamentada en la venida del Hijo de Dios, hecho
hombre, al mundo para nuestra salvación, y a recorrer el camino a lo esencial
de nosotros mismos, desde lo que hemos de configurar los valores que dan sentido
a nuestra vida. Somos conscientes de que navegamos a veces atravesando la
espesa niebla de la angustia en el mar de nuestra existencia.
- La palabra latina "adventus" significa “venida”.
En el lenguaje cristiano se refiere a la venida de Jesucristo. La liturgia de
la Iglesia da el nombre de Adviento a las 4 semanas que preceden a la Navidad,
como una oportunidad para prepararnos en la esperanza y en el arrepentimiento
para la llegada del Señor. El tiempo de Adviento es un período privilegiado
para los cristianos ya que nos invita a recordar el pasado, nos impulsa a vivir
el presente y a preparar el futuro. El color litúrgico de este tiempo es el
morado que significa penitencia. El Adviento es el comienzo del Año Litúrgico,
que empieza el domingo más próximo al 30 de noviembre y termina el 24 de
diciembre. Son los 4 domingos anteriores a la Navidad y forma una unidad con la
Navidad y la Epifanía.
- Esta es su
triple finalidad:
+ Recordar
el pasado: Celebrar y contemplar el nacimiento de Jesús en Belén. El Señor
ya vino y nació en Belén. Esta fue su venida en la carne, lleno de humildad y
pobreza. Vino como uno de nosotros, hombre entre los hombres. Esta fue su
primera venida.
+ Vivir el
presente: Se trata de vivir en el presente de nuestra vida diaria la
"presencia de Jesucristo" en nosotros y, por nosotros, en el mundo.
Vivir siempre vigilantes, caminando por los caminos del Señor, en la justicia y
en el amor.
+ Preparar
el futuro: Se trata de prepararnos para la Parusía o segunda venida de
Jesucristo en la "majestad de su gloria". Entonces vendrá como Señor
y como Juez de todas las naciones, y premiará con el Cielo a los que han creído
en Él, vivido como hijos fieles del Padre y hermanos buenos de los demás.
Esperamos su venida gloriosa que nos traerá la salvación y la vida eterna sin
sufrimientos.
- En los Evangelios, varias veces nos habla Jesucristo de la
Parusía y nos dice que nadie sabe el día ni la hora en la que sucederá. Por
esta razón, la Iglesia nos invita en el Adviento a prepararnos para este
momento a través de la revisión y la proyección. Aprovechando este tiempo para
pensar en qué tan buenos hemos sido hasta ahora y lo que vamos a hacer para ser
mejores que antes. Es importante saber hacer un alto en la vida para
reflexionar acerca de nuestra vida espiritual y nuestra relación con Dios y con
el prójimo. Todos los días podemos y debemos ser mejores. En Adviento debemos
hacer un plan para que no sólo seamos buenos en Adviento sino siempre. Analizar
qué es lo que más trabajo nos cuesta y hacer propósitos para evitar caer de
nuevo en lo mismo.
Manuel
Guardia